miércoles, 5 de diciembre de 2012

Que pasa con nuestros dientes cuando envejecemos



Los cambios que se producen en la boca a lo largo de los años son adaptativos y no tienen por qué formar parte de procesos patológicos. Sin embargo, a menudo es difícil diferenciar los cambios fisiológicos que son patológicos de los simplemente debidos al envejecimiento.

Los siguientes cambios en los tejidos dentales son debidos al envejecimiento:

• Esmalte: desgaste de las superficies del diente, dando una apariencia opaca y plana; dientes más amarillos y menos transparentes; aparición de grietas y decoloración por productos corrosivos.
• Dentina: obturación progresiva de los túbulos dentinarios, que implica una disminución de la sensibilidad; se produce también dificultad para los tratamientos de conductos.
• Pulpa: con los años, el volumen pulpal decrece, produce una reducción de la vascularización, disminución del aporte sanguíneo y, en consecuencia, la pulpa se vuelve una estructura más vulnerable y menos sensible a los estímulos.


Otro cambio, no relacionado en sí con el envejecimiento sino con los que se producen del mismo, es en la función masticatoria. Las causas son: la propia edad, la pérdida de vitalidad de las distintas estructuras (músculos, nervios y piel) y las peculiares condiciones de salud general y de salud oral. La eficacia masticatoria disminuye de forma significativa cuando están en oclusión menos de 10 dientes.

Numerosos autores afirman que la habilidad masticatoria disminuye con la edad, especialmente en ancianos mayores de 75 años. Un alto porcentaje es debido al desdentamiento parcial o total. También puede ser causados por el edentulismo; el número de pares de dientes posteriores naturales en oclusión es el factor más importante para la evaluación de la función masticatoria.

Además de los efectos de las deficiencias acumuladas a lo largo del tiempo, la persona de edad avanzada tiene una menor capacidad reactiva de sus estructuras orgánicas. Sin embargo, puede desarrollar mecanismos de adaptación. Si se lograra una mejora de la salud oral de los ancianos, la imagen dental de las personas de edad avanzada solo debería asociarse al oscurecimiento y desgaste de los propios dientes.

lunes, 3 de diciembre de 2012

Aftas y Úlceras bucales

Un afta es una pequeña úlcera que aparece en la boca de forma inesperada, muy dolorosa, de color blanco o amarillo, y rodeada por un halo rojo y brillante. A diferencia de lo que pueda parecer a simple vista, las aftas no son lo mismo que los herpes labiales.

Normalmente, las aftas se localizan en la lengua, el paladar, las encías, los labios y las mejillas. Generalmente, suelen curarse por sí solas en una semana, pero durante ese tiempo pueden llegar a ser muy dolorosas e interferir en la alimentación y el habla.
Las aftas se pueden llegar a presentar hasta en el 50% de la población general. Además, junto con las caries, se consideran la alteración bucal más frecuente.

Clasificación
Según los términos médicos, se establecen tres tipos de aftas, dependiendo de su forma, tamaño y gravedad:
-Las aftas menores representan el 80% de los casos. Este tipo de úlceras bucales suele aparecer entre los 10 y los 19 años, y duran alrededor de 7 o 10 días. Se localizan en la región bucal anterior, incluida la lengua, y su tamaño es menor a 10 mm.
-Las aftas mayores se dan entre un 10% y un 12% de los casos, y también entre los 10 y 19 años, como el tipo anterior. Su tamaño es mayor a 10 mm, son más profundas y dolorosas. La duración de estas aftas es de alrededor de unos 20 días y suelen reaparecer cada mes o cada dos meses. Se localizan en la región bucal anterior, en la faringe y en el paladar.
-Las aftas herpetiformes suponen alrededor del 10% de los casos. Las edades en las que se dan con más frecuencia se sitúan entre los 20 y los 29 años, dándose en su mayoría entre los hombres. Aparecen en cualquier parte de la boca y solo el 30% de los casos se curan sin dejar cicatriz, tras los 7 o 10 días de duración.

Causas y sintomatología
A pesar de que, en algunos casos, no se puede llegar a determinar la causa de la aparición de un afta, las causas más comunes son: el estrés emocional, la falta de ciertas vitaminas y minerales a causa de una mala alimentación, la menstruación, cambios hormonales y alergias a determinados alimentos, o su aparición por causas hereditarias. Aunque cualquier persona puede desarrollar aftas, las mujeres son más propensas a contraerlas que los hombres. Pero cuando ellos las padecen, su posibilidad de reaparición es mayor.

Tratamiento
Si se instaura un tratamiento, este irá encaminado a disminuir y aliviar el dolor e inflamación del afta, evitar la infección y retrasar recidivas.
Pueden emplearse colutorios a base de antisépticos (clorhexidina, povidona, etc.) para evitar sobreinfecciones, corticoides tópicos (hidrocortisona, triamcinolona), anestésicos locales (lidocaína) o geles de ácido hialurónico que ayudan a la cicatrización. Para casos severos se ha indicado la administración de algunos fármacos como la colchicina, la prednisona oral, la azatioprina o el aciclovir.
Para mejorar la sintomatología de las aftas también se recomienda evitar la ingesta de alimentos duros, comidas o bebidas ácidas, saladas, picantes, etc. Se recomienda ayudarse de una pajita para beber y evitar de esta forma el contacto con la boca en caso necesario. Hay que evitar el estrés.
Además es necesario mantener una buena higiene bucal.